martes, 20 de diciembre de 2011

¡¡Feliz Navidad!!

Se acercan las, para muchos, temibles Fiestas Navideñas. A mí personalmente no me gustaban, sin embargo, he visto cómo se cumplía el típico-tópico de que las Navidades son para los niños y me he encontrado poseída por el mismísimo espíritu de Papá Noel que ha hecho que monte belén, árbol y toda la parafernalia.
Poner un árbol lleno de luces, bolas y enanitos colgantes es todo un reto (a la par que una temeridad) en una casa en la que hay dos canijos y un intrépido gato. Pero sí, ya sabéis que soy bastante insensata,  lo he puesto. Con espumillón y todo, oye, que la aventura es la aventura...
El belén también resulta tremendamente atractivo para estos pequeños vándalos. El nuestro ha quedado un tanto minimalista, aunque con todo lo imprescindible: su portal, sus pastorcillos, sus reyes. Eso sí, a los cinco minutos el carro del leñero ya no llevaba troncos, sino a un nutrido grupo de personajillos de plástico, que más parecía el "Expreso Disney", la verdad...
Y luego está el escuchar una y mil veces: "mira mamá, estella", "mira mamá, noé", "mira mamá, los leyes"... Ayyyy, qué pesadito... pero ¡¡cómo me gusta...!!
¡¡Lo más de lo más es que hasta canto villancicos como una loca a la vez que toco la pandereta a lo tuno!! Y por cierto, hay que ver lo absurdos que son algunos: que si los peces beben en el río ( ?? ), que si a San José le roen los calzones... mejor no analizarlos mucho.

En fin, que como ya sabéis los que tenéis peques cerca, verles la carita que ponen al ver las luces del árbol, o cuando avanzan los Reyes hacia el pesebre, hace que aniquiles al Grinch que muchos llevamos dentro y saques al Ayudante de Santa Claus que pugnaba por salir y reprimías año tras año.

Y así, porque me sale de las tripas, os deseo a todos: ¡¡Feliz Navidad!!


martes, 29 de noviembre de 2011

Pedazo invento la gaseosa...

Al igual que los niños adoptados por P Tinto quedaron cautivados por esa burbujeante bebida, yo lo estoy con mi nuevo chisme: ¡Pedazo invento el Iphone! 

La mayor parte de la gente da el salto a los smartphones desde móviles relativamente modernos bien provistos ya con su cámara, su MP3 e incluso con acceso a internet. Pues bien, yo tenía un móvil que llamaba y recibía llamadas. Punto y final. Y eso cuando tenía a bien, porque una parte importante del tiempo se lo pasaba con la pantalla en blanco esperando su irremediable viaje al cielo de los móviles... así que os podéis imaginar el cambio que he experimentado.

¡Ay qué momentazo poder mirar el correo cada dos por tres! Y el facebook, y buscar en google hasta lo más insospechado sin moverse una del sofá, y leer el periódico, y comprar lo que necesites, y buscar una dirección, y, y, y... Si es que me vuelvo loca sólo de pensarlo...
A mis niños, pobres, los tengo fritos a fotos y vídeos pero ¿cómo resistirme? Y no sólo eso sino que acto seguido, por supuesto, frío también a la familia con esas fotos y vídeos que inmediatamente envío... Que no lo puedo evitar, oye, que se me va el dedito...

Y yo era de las que nunca oía el móvil, y no sólo porque en los últimos tiempos andaba un tanto afónico, que también, sino porque no recordaba sacarlo del bolso o tenerlo medianamente cerca. Pues bien, ahora el aparatito se ha convertido en un apéndice mío, que mi mano ya no acaba en dedos, acaba en el iphone, que cualquier día le corto las uñas a él...

Además estoy aprendiendo nuevo vocabulario (que no me va a servir para absolutamente nada más en la vida, pero me encanta): ya se lo que es "whatsapp", "AppStore" y hasta me estoy haciendo experta en buscar aplicaciones chorras gratis...

En fin, que todo un descubrimiento... Que como dice el anuncio, yo ya era facebookera, bloguera y chateadora.. pues ahora... iphonera!!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

¡Viva Paco!

Mi hijo mayor habla Bochi. Eso, o la lengua de Mordor que no pronunciaré aquí... bueno, fuera de coñas, el caso es que mi peque parlotea a todas horas aunque apenas se le entiende. Nosotros, a base de repetir, gesticular y echarle mucha, mucha imaginación, ya le vamos pillando algunas cosas. Gracias a nuestras pesquisas ya sabemos que "Piyú" es su gran amigo Raul, "Gan" es naranja, su color favorito, aunque también le gusta el "Patatillo", que es el color de los plátanos, y tenemos claro que el "Abú", es el yogur que toma después de comer.

Cuando nos quiere transmitir algo importante el pobre se esfuerza como nadie, señala, acciona o lo repite una y otra vez hasta que damos con el significado, momento en que exclama un "Siiiiiii" lleno de emoción, orgullo y una pizca de alivio...

También tiene algunas cosas claras, dice casi perfectos los nombres de sus personajes favoritos:"Bo", "Emo", "Miky"... Y también hace pequeñas construcciones verbales. La semana pasada, sin ir más lejos, fue la semana del "hay caca", había caca por todas partes, y esta es la del "hay agua"... Cosas de la insistencia, y de la lluvia, supongo.

El caso es que después de un rato con él se te crea complejo de traductora de la ONU, por no hablar de los malentendidos que se producen. Ayer mismo no veáis la tarde que me dio canturreando, casi gritando, "¡Vivaa, Paaco!". Me lo repitió mil veces, en casa, en el coche... y yo sin entender nada. Le preguntaba si Paco era su amigo y que no, que si era un nuevo compi del cole y que no, que si era una canción y nada, que no daba con ello, él seguía erre que erre con su "¡Vivaa, Paaco!". Rato largo después, me fijo en él mientras juega con un coche que sube y baja con la mano a la vez que dice "Vivaaa (arribaaaa) Paaaco (abaaaajo)"... Pues eso, que si no es Bochi, vosotros diréis.





domingo, 13 de noviembre de 2011

¿Y a dónde no vamos corriendo?

-¿Hija, y a dónde no vamos corriendo? - le preguntaba una mamá a otra hoy en el vestuario de la piscina.

Ay, qué gran pregunta...Que ya sé que soy un poco cansina siempre con lo mismo, pero es que realmente no es fácil enumerar un par de cosas que hagamos con calma...

Yo corro por las mañanas para vestirles y vestirme y llegar a la guarde a tiempo; corro por el super empujando el carro del niño con una mano y tirando de la cestita con la otra, corro por las tardes para que nos de tiempo a merendar, jugar, pintar y bajar al parque, todo ello a la vez que ponemos en práctica las técnicas de Supernanny... que por cierto habría que ver a sus hijos, lo mismo son los protagonistas de "Hermano Mayor" y nos está vendiendo la moto, es más, ¡qué miedo dan los de "Hermano Mayor"! ¿verdad?...  pero para miedo del bueno, la película de las 8, nosotros la llamamos: "EL MARATÓN" (hay que darle tonito así como de "cague") Baños, pijamas y cenas... todo aderezado con cancioncillas animosas y con esa insoportabilidad que les entra a los niños cuando están ya muertos de sueño...

Los quehaceres de la casa, mantener un pequeño conato de vida social, ver el telediario... Los hay que, como nosotros, son además pelín kamikazes, sólo pelín, y añaden a todo lo anterior la emoción de tener varias mascotas a las que pasear, alimentar y prestar cuidados en general. Y en particular, oiga, que precisan de tiempo, sobre todo las que van cumpliendo unos añitos. .

Y yo no me puedo quejar, el papi  es de los que comparte las faenas y yo  aún estoy con la baja de mi segundo churumbel, no quiero ni imaginarme qué será de mí cuando en enero vuelva al trabajo... Me veo ya como al correcaminos de un lado a otro levantando esa nubecita de polvo bajo mis pies... ¡¡mec, mec!! y a mi coyote particular, el tiempo, poniéndome trampas por doquier... Sólo espero, con el fin de mantener un pequeño residuo de mi ya mermada salud mental, que al menos estas trampas ...sean marca ACME!!!


jueves, 29 de septiembre de 2011

Qué tiempos aquellos...

Aún recuerdo, aunque vagamente, cuando hablaba todo el día con adultos de temas serios y utilizando frases largas y elaboradas. Oye, que parece mentira pero me entendían todo lo que les decía, hasta cuando usaba el subjuntivo o palabras de más de dos sílabas...Era estupendo.
Además, aunque sé que tendemos a idealizar el pasado, creo recordar que no tenía que regañarles todo el tiempo, ni repetirles una y otra vez  "te vas a caer" poniendo los ojos en blanco para dar más énfasis...
Yo simplemente hablaba y me respondían, y encima sin subir el tono de voz!!!!

Ahora la mayor parte del tiempo tengo que utilizar enunciados simples simples: sujeto y predicado; Y punto. Y casi siempre por mi propio bien ya que, sabiendo que tendré que repetir la frase cienes y cienes de veces... ¡¡más me vale que sea corta!! Por no hablar del tonito bobalicón que en ocasiones me toca utilizar...o del modo bocina... Que pienso en mis profesores de carrera e imagino la cara que pondrían si me oyeran...

Lo de los temas sobre los que ahora hablo es como para dedicarle un blog entero. Que yo antes debatía sobre la crisis o pensaba en el próximo libro que me leería, y ahora le pregunto a mi canijo cómo hace el cerdito a la vez que le regaño por quitarse un zapato. Es lo más sesudo que me permite.

Y es que a excepción de la familia, los únicos adultos con los que hablo ultimamente se encuentran en mi misma situación, y eso se nota. Que al final a todos nos pasa lo mismo, y si no, sólo tienes que pronunciar la palabra "mocos" en el parque y comprobarás el resultado: conversación garantizada para rato. No falla. O pregunta qué tenía don Melitón... o mejor aún... pregunta quién vive en la piña debajo del mar... Eso sí, como menciones la situación de Libia verás la cara de vaca mirando al tren que se nos pone a todos....

Me imagino que es un tipo de enajenación mental transitoria que superaremos cuando nuestros canijos alcancen el metro de altura. Y si no, pues tendremos que acostumbrarnos a entrar en la oficina diciendo "cucú" o a convertir en best-seller el último libro de Teo... Que por otra parte... ¿Y lo bien que se vive  contando elefantes balanceándose en una tela de araña?

sábado, 10 de septiembre de 2011

Un día de mierda

Con perdón, por supuesto, pero es que no podría titularlo de otra manera.
Sábado a mediodía, el canijo mayor ha tenido piscina por la mañana por lo que está totalmente agotado, ha comido y le hemos metido en su cuna para que se eche una merecida siesta.
Nosotros a la vez aprovechamos para comer, que la vida con hijos es así, tienes que utilizar los pocos ratos libres que te dejan para satisfacer necesidades básicas; y si toca comer a la una, pues a la una, y si toca a las cinco, pues a las cinco... pero a lo que iba, que me desvío... nosotros recién comidos con la modorra típica de un sábado por la tarde y ya con más de medio cerebro tumbado en el sofá. El papi que va al baño y de camino nota un ligero tufillo que sale del cuarto del niño... a medida que se acerca el olorcillo se va convirtiendo en olorazo y una vez dentro de la habitación resulta, definitivamente, pestazo.
Yo desde la cocina escucho un grito despavorido, casi como de terror que me hiela la sangre... me acerco corriendo al cuarto y ¡¡oh dios mío!! mis ojos no dan crédito... está todo lleno de... mierda!!!
Y que siento mucho ser tan soez, pero es que llamarlo "caquita", o "heces", o "popó" me resulta absolutamente imposible recordando como recuerdo lo que he tenido que ver esta tarde...
Tenemos la suerte de que nuestro canijo come muy bien, pero que muy muy bien. Es más, come divinamente frutas y verduras, y su santa madre, osease, yo misma, le aporta unos fantásticos cereales con bífidus que hacen que tenga un sistema digestivo perfecto para anunciar yogures activia...
Así que, entre lo bien que le funciona el instestino al mocoso, y que seguramente se pegó unos cuantos saltos en la cuna antes de dormir... aquello desbordó de tal manera que todo, (y cuando digo todo quiero decir todo) estaba hasta arriba de.... bueno, ya sabéis, para qué repetirlo más. Vamos, que sólo nos ha faltado pintar de nuevo las paredes, con eso os lo digo todo.
Las sábanas, la chichonera, los muñecos (el más perjudicado su elefante Lumpy, por si alguien tenía la curiosidad) , hasta los barrotes de la cuna... y por supuesto, él mismo. Que hasta los pelos, oiga, que por todas partes se había rebozado cual calamar a la romana.
Papi decide meterlo en la bañera, porque eso no tenía otro arreglo, varios aclarados hacen falta, que lo sepáis. Mami con todo a la lavadora y estropajo en ristre para fregar la cuna... Casi una hora para arreglar el temita, y, por supuesto, para darle mucha más emoción, el canijo pequeño llorando a grito pelao.. que si no todo resulta demasiado fácil...

Concecuencias: un canijo más limpio que un pincel durmiendo plácidamente en una habitación que ni Mister Proper la supera, una lavadora imprevista en marcha... y dos padres desvelados ya para toda la tarde!!! Si por algo lo he titulado un día de mierda...


miércoles, 7 de septiembre de 2011

Ya somos uno más

Ya ha pasado más de un mes desde el nacimiento de mi canijo número 2. Más de un mes ya, ¡madre mía, cómo pasa el tiempo! Parece que fue anoche mismo cuando tuvimos que irnos al hospital con nocturnidad y alevosía... porque mis niños son así, deciden nacer a lo largo de la noche y darnos el gusto de ver amanecer desde el ventanal de un paritorio...
Todo fue muy bien, con comienzo cómico incluido gracias a la administrativa que nos tomó los datos nada más llegar. ¡Menudo personaje! Entre la bata en la que no cabían más lamparones, el montoncito de cáscaras de pipas chupeteadas y la forma de hablar... yo no sabía si darle mi nombre o mejor buscar la cámara oculta y saludar con cara de sorpresa...

Una vez en casa, con un peque de año y medio y otro recién nacido, empiezas a desarrollar un montón de poderes y sentidos desconocidos hasta entonces. Por una parte descubres que tienes el que vengo a llamar sentido octopus: notas cómo te crecen brazos y manos para alcanzar a todo, para llevar en brazos un niño y sujetar a otro a punto de abrirse la cabeza con el suelo... O para sujetar un chupete (que digo yo que por qué no los harán con una gomita como si fueran una máscara de carnaval...) a la vez que dibujas un sol y un cerdito...

Otro de los sentidos que te aparecen es el sentido arácnido. Y no es que huelas el peligro como Spiderman (que un poco también) es que tus ojos se multiplican como los de una araña hasta conseguir visión lateral,  panorámica e incluso poder mirar con cada uno para un lado distinto, como el Dioni, pero con un poco más de glamour... El sentido arácnido también implica la posibilidad de que te crezcan más patas, para poder recorrer los cien metros lisos en centésimas de segundo para coger un teléfono impertinente justo cuando acabas de dormir al pequeño, o sacarle de la boca una moneda al mayor si has visto desde la distancia cómo la encontraba apetecible.
Y eso cuando no tienes que usar manos y pies al mismo tiempo, que con una mano hablas por el movil, con la otra miras el correo electrónico y con un pie meces la hamaquita... ¡que pareces el hombre orquesta!
Pero sí, la Madre Naturaleza es sabia y sabe dotarte de lo que necesitas en cada momento.

Otra de las cosas que hemos notado es que los días ya no tienen 24 horas. No, ya no, eso era antes, ahora tienen muchas menos y por eso no da tiempo a nada y la lista de cosas pendientes empieza a adquirir un tamaño inexplicable... Siempre dejas algo para el día siguiente, o para el otro, o para otra semana, hasta que admites que seguro que se queda sin hacer. Eso sí, cuando aceptas esta gran verdad sientes una enorme liberación...

Te da la impresión de que en todo momento estás cambiando un pañal, o alimentando a alguien, o limpiando un pegotito, y cuando no estás en esas faenas resulta que estás comprando pañales, pensando en las cenas o con el Ariel en mano cual potente arma frente a la lavadora...

Pero lo cierto es que a pesar de dormir a ratitos una mísera cantidad de horas, de no tener tiempo ni para una ducha rápida, de limpiar, lavar y ordenar más que nunca, a pesar de estar todo el día pendiente de dos mocosos que reclaman cada vez más atención, de baños, paseos y lloros, a pesar de que haya momentos en que olvides que eres algo más que "madre", ver a los dos canijos cómo crecen e intentar que lo hagan con salud y felicidad, eso es, amigos míos, sin duda ninguna, lo mejor que te puede pasar en esta vida. 


domingo, 19 de junio de 2011

Que no te de mala espina...


Yo he hecho varios cursos de primeros auxilios. Y no sólo eso sino que me he tragado temporadas enteras de Urgencias y soy fan incondicional de Anatomía de Grey… He aprendido a hacer la maniobra de Heimlich, a taponar una herida y hasta a realizar la reanimación cardipopulmonar... pues la verdad: que no me sirve de nada. En el momento decisivo, cuando se presenta una ocasión real de poner en práctica todos esos conocimientos escrupulosamente almacenados en mi cerebro, lo confieso, tiro de lo que todo el mundo: del extraordinario y complejo universo de los consejos sinsentido: de Internet, vamos.

Os pongo en situación: Noche tranquila cenando anchoas rebozadas, riquísimas, un tamaño estupendo, yo no me como el rabo aunque sé que tiene mucho fósforo (¿veis como es verdad que almaceno bien los conocimientos?), de pronto el husband que deja de comer con cara de circunstancia… una espina se le ha quedado clavada en la garganta… vayapordios. Menos mal que respira y habla con normalidad (bueno, habla con la normalidad suya normal, ya sabéis).

Abro mi enciclopedia cerebral y lo primero que encuentro es que coma miga de pan. Segunda desdicha, esa noche no tenemos pan así que tiramos de bimbo… y venga a comer rebanadas de pan de molde sin que la espina se mueva. No funciona y en mi entrada por la "E" de espina, ya no hay más información. Nos rendimos entonces ante el Sanctasantórum del conocimento, el Ayatolah de la Sabiduría, en fin, el Google, que parece que te va a resolver la vida, que vas a encontrar la receta perfecta para que la dichosa espina abandone el gaznate ajeno y que además va a ser rápido e indoloro… y es ahí cuando comienzas con el sinfín de rituales allí propuestos: Que no basta sólo con pan, que hay que acompañarlo con agua, como si comerte a palo seco varias rebanadas de pan de molde no fuera ya suficiente engrudo, que con el agua ya adquiere consistencia de cemento… pero tampoco funciona…. Ah, claro, que hay que meter los pies en agua fría, pero muy muy fría…y allá que nos vamos a la bañera, a que meta los pies en el agua, con el pan en la mano, el vaso de agua y yo apareciendo por la puerta con unos espárragos que acabo de leer que son el remedio infalible…

Así que la escena es de lo más sugerente, husband sentado en borde de bañera, con los pies en agua fría, ya un poco agarbanzados y tomando color azulado, pan en mano, agua en otra y servidora empapuzándole los espárragos como cuando Diana la de “V” se tragaba los ratones…

Como ya imaginaréis los que vais conociendo nuestras andanzas, la espina no salió. Ni con todo eso, ni con todo lo que por nuestra cuenta fuimos probando, desde graznidos imposibles hasta carraspeos, pasando por beber el vinagre sobrante de la ensalada… La espina tomó asiento y se arrellanó durante un par de días hasta que, sin avisar ni despedirse, tal y como llegó a nuestras vidas, desapareció.

Pero yo insisto, tengo unos sólidos conocimientos de primeros auxilios, si te pica una medusa, te muerde un perro o te has torcido un tobillo… ya sabéis en quién podéis confiar, que al fin y al cabo, la espina salió, no?


miércoles, 18 de mayo de 2011

De todos es sabido...

Todo el mundo parece saber mejor que tú lo que le pasa a tu canijo. Y cuando digo todo el mundo no me refiero a abuelas, cuñadas, amigas etc… que tienen una cierta licencia para comentarte sus opiniones, no, me refiero a todo el mundo en el sentido estricto, o mejor dicho, en el sentido más amplio.

La vecina, el carnicero y hasta el portero del bloque de al lado, todos saben cuándo va el niño demasiado abrigado, o demasiado fresco, cuándo está clarísimo que tiene sueño o cuándo se ve a la legua que no come bien… y lo mismo pasa contigo, que todo el mundo sabe que lo que te pasa es por el embarazo, o porque te acuestas tarde o porque los pájaros tienen buche…

Que llega un momento en que te acostumbras y en la frutería, cuando te preguntan qué quieres, te entran unas ganas irrefrenables de retarle a la frutera… Venga! Venga! Dímelo tú!

El colmo ha sido una conversación que he tenido esta mañana con una de las conserjes de mi trabajo. Este ser humano, con quien diariamente mantengo profundos diálogos del tipo:
-         Hola buenos días
-         Hola buenos días
se ha permitido la licencia de describirme, con pelos y señales, cómo va a reaccionar mi peque cuando nazca su hermano, lo mucho que lo va a notar, lo mal que se va a empezar a portar, lo que va a sufrir, el pobre… Y yo diciéndole (ilusa de mí, como si la fuera a convencer…) que no, que es muy pequeño para enterarse tanto aún… y ella dalequedale que sí, ahí, rebatiendo… total, que por aburrimiento he acabado dándole la razón, que me he recordado a mí misma al chiste de:
-         Oye, y tú por qué estás gordo?
-         De no discutir
-         Venga ya, cómo va a ser por eso…
-         Pues será de otra cosa.

Hartita me hallo ¿quizás porque todo el mundo cree saberlo todo? pues no lo sé, pero fijo que alguien hoy con toda seguridad me lo aclara.

jueves, 5 de mayo de 2011

Nuestro Pirata

 Era feucho, esmirriado y bailón y, como le decía una amiga de la familia "de un salvajismo total", pero a la vez era el pajarraco más listo y simpático del mundo. Después de más de veinte años con nosotros hoy ha muerto y quiero pensar que ha tenido una vida muy muy feliz.
Vino desde África cuando sólo era un pollito, y por lo que cuentan, daba ya unos picotazos de cuidado...
Después pasó por varias familias; el pobre, parecía el protagonista de un culebrón tipo Heidi o Marco, hasta que dio con la que por muchos años fue su dueña, Ángela, y con quien convivió felizmente compartiendo más de un secreto... (porque esos pedetes que se tiraba ¡¡ juro que no los aprendió en casa !!)
Allá por los noventa llegó a nuestras vidas para quedarse y desde entonces ha vivido con nosotros como un miembro más de la familia.
No tendría espacio en este blog para contaros todas las cosas que hacía y decía, desde silbar el himno del Madrid, hasta el ruido de batir un huevo. Todo con una precisión y un oportunismo que a veces asustaban... Echaremos de menos esos tacos tan graciosos y con los que rara vez nos deleitaba, esas palmas, esa risilla de bruja o esos estornudos y toses tan pronto veía un kleenex. Yo puedo afirmar con rotundidad que jamás me he ido de casa sin que alguien me dijera "adiós", y ese alguien tan atento era nuestro Pirata, que tan pronto oía unas llaves se despedía gentilmente.
Hoy es un día triste para nosotros, pero estoy segura de que no lo será para él, seguro que se ha reencontrado con su familia guineana, con su Ángela y su "Alida", y con ellos estará comiendo pipas y dejándose crecer, por fin, esas bonitas plumas rojas...

domingo, 1 de mayo de 2011

miércoles, 27 de abril de 2011

Un domingo cualquiera

¿Recordáis en la peli ET cuando éste se asusta y sale corriendo disparado con los brazos en alto?
Pues esa misma escena la vivimos en casa el domingo pasado. Bueno, obviamente no fue ET (aunque por los andares podría haberlo sido) quien corrió despavorido sino mi pobre canijo a quien os aseguro no es fácil asustar.

El caso es que estábamos tranquilamente en el salón toda la familia. Yo andaba un poco depre porque, aun siendo festivo, me tocaba trabajar.  El canijo jugueteaba a su aire alrededor de la mesa, el papi tirado en el sofá, los animalillos dormitando en la alfombra, la tele de fondo... vamos, todo paz y armonía. Yo estaba esperando un taxi que había pedido y, como nuestro telefonillo anda más "pallá que pacá", en cuanto sonó me levanté deprisa para descolgarlo.

La verdad es que, aunque no me di cuenta, ni mucho menos fue mi intención, me levanté de forma brusca y casi corriendo hacia la cocina, los perros ante el panorama se espabilaron rapidamente y me siguieron a la carrera y mi pobre pequeño humanoide no pudo ser menos, allá que se lanzó a seguirnos andando todo lo deprisa que sus rechonchas piernecitas le permiten, llorando a grito pelao con los brazos en alto y seguramente pensando que el mundo se acababa, que todos nos íbamos, y que él se quedaba solito con su caja de fichas...

Yo cuando me di la vuelta, todavía me sonrío al recordarlo, vi el reguero de seres vivos que me perseguían, perro grande, perro chico, niño poseído... como el flautista de Hamelín, pero en versión un poco más doméstica y almodovariana...


lunes, 18 de abril de 2011

Bienvenidos a mi escombrera (Segunda parte)

Ya ha pasado el primer día de la reforma, venga, hay que ser optimista... ya queda un día menos.
Qué ves:
Un montón de escombros en lo que un día fue tu cocina. Una capa de polvo de centímetro y medio por donde quiera que mires... insisto, por donde quiera que mires. Pisadas blancas por el suelo, como si por tu casa hubiera desfilado un pequeño ejército de hombres enharinados. Más trastos en el salón (aunque parecía imposible que algo más cupiera). Tus antiguos muebles cruelmente despedazos en la calle. Tus vecinos que te lanzan miraditas de compasión (dales tiempo, pronto serán miraditas de odio...) Tu paciencia un poquito más pequeña que el día anterior...

Tres días después. La cosa sigue. Qué ves:
Dos agujeros en la pared del salón... saludas al obrero a través de la nueva ventana... oye mira, lo mismo no quedaba mal una cocina americana!.  Los enharinados han invadido también las zonas comunes con lo que las miradas de los vecinos empiezan a cambiar.... más polvo, más desorden, menos temple, cada vez más ganas de que todo acabe cuanto antes...
¡Qué bien! descubres que un pilar está irregular... uuuyyyy, mucho más creativo, no? Pues no, francamente.

Dos semanas después. Seguís vivos, eso ya es un logro. Qué ves:
Realmente ya no ves nada, el polvo ha invadido tu casa, tus muebles y tu vida. Ya despejará.

Ya no te queda paciencia, ninguna, cero; Lo bueno es que tampoco te queda energía para pensar ni preocuparte por nada. Ea, pues no hay mal que por bien no venga.
Eso es supervivencia.

(¿continuará?)






miércoles, 13 de abril de 2011

¿Estás loco o estás de obras? (Primera parte)

Pues sí, señores, estamos de obras.

Con esta escueta frase quienes hayáis pasado por una reforma doméstica ya sabréis de qué os hablo; ese sinfín de desvelos, preocupaciones, pequeños (y no tan pequeños) desastres, agobios y demás desdichas que meterte en un embolado así conlleva.

Todo empieza el día en que vienen a calcular el primer presupuesto. Tú te crees que lo tienes TODO pensado y estudiado… jajajajaja, ¡pobre infeliz! Un abanico de infinitisisísimas posibilidades se abre ante tus atónitos ojos. Y es entonces, justo en ese preciso momento cuando la señora Duda Perpetua se te colgará de la chepa para acompañarte durante todo el tiempo que dure la obra.Y puede que incluso más allá.

Cuando te hacen el primer presupuesto crees que ya sí que sí, pero no, qué va, para nada… vienen los del segundo, los del tercero…y tu cerebro ya no es capaz de diferenciar entre tanta gama de color, textura, tamaño, material y demás entresijos, que todo acaba pareciéndote lo mismo… Y encima cada uno añade una nueva sugerencia que te cortocircuita las neuronas, aunque la buena noticia es que aún te funcionan las neuronas… un poco más adelante ya no tendrás ni eso.

Después de pensar y repensar, calcular, aumentar, poner, quitar, después de llenar una hoja de Excel con cuentas y más cuentas, después de consultarlo con tus compañeros de trabajo, con la vecina de escalera, con tu madre, con la almohada y hasta con el perro, por fin te decides por unos. Y recuerda que sigues llevando como compañera de viaje a doña Duda Perpetua… que ya hasta os estáis haciendo amigas y os hacéis confidencias… así que ya tienes en tu orejita la frase que será el gran Hit de la temporada… “¿habremos acertado?”.

El fin de semana anterior a comenzar las obras es como un simulacro de mudanza solo que las cosas, muebles y cajas no las llevas a otra casa sino a la habitación de al lado. En nuestro caso la mayor parte de trastos están primorosamente colocados en el salón; que si ya parecía pequeño cuando sus pretensiones eran de simple salón, qué deciros ahora que es salón, cocina, office, trastero y encima está gravado con una servidumbre de paso…

Y cuando por fin consigues vaciar la cocina y acomodar todo de forma que no peligre demasiado la vida de nadie, entonces recuerdas que no has dejado fuera ni un triste vaso para beber… aaaarrgggggggg……a rebuscar toca, que hay que mantener un poco de dignidad.

Ahora ya tienes todo listo para que entren con el bulldozer… ¡suerte!

(continuará)


viernes, 8 de abril de 2011

Los reflejos son contagiosos

Todos los que tenemos niños hemos comprobado los reflejos que tienen al nacer. El reflejo de succión, de marcha... son innatos y le ayudan en su supervivencia.
Lo que nos ocurre a nosotros es que nos ha contagiado alguno de sus "reflejos", no sé si pensando en nuestra propia supervivencia o por utilizarnos como "recordatorio" para sí mismo. El caso es que acabamos haciendo las cosas que queremos que haga él.
Pongamos por ejemplo la hora de la comida, con cada cucharada allá que va mamá abriendo su propia boca como un buzón, como si eso hiciera más fácil que él abriera la suya... porque la abro de una forma que no es normal, que parece que me fuera a tragar una pala... Y el caso es que el canijo la abre por sí mismo que da gusto, sin necesidad de que nadie le anime, pero nada, que no lo puedo corregir, que cucharada que cojo, desencajamiento de mandíbula que me juego...
Y qué deciros del papá del canijo, eso sí que es un caso de estudio. Que el otro día, sin ir más lejos y para chanza mía y del resto del parque entero, pudimos comprobar cómo intentaba expulsar de su propia boca una arena imaginaria con el consiguiente reguero de babilla bajándole por el labio inferior... digno de ver. Y nada educativo, por cierto. Que la arena no estaba en su boca, no, aclarar que estaba en la boca del canijo, en cantidades ingentes, eso sí. Y éste no la escupía, no, la tragaba, con regocijo, disfrute y emoción.... que hay que ver lo deliciosa que está la arena del parque...¡y la risa que da ver a papá con la baba colgando!

lunes, 4 de abril de 2011

La mejor sensación del mundo

Hoy me he levantado como casi todos lunes: con el pie izquierdo.
Esos días en que te duermes los suficientes minutos como para que ya nada vaya bien.
El desayuno crees haberlo tomado, sabes que has tardado un siglo en encontrar todas las ropas del canijo, y las tuyas...tienes un vago recuerdo de haberte peinado, pensándolo bien... ¿te has peinado? Además, ¿alguna vez has intentado vestir una lagartija de once kilos en sólo un par de minutos? Pues si nunca lo has intentado, mejor para ti, porque te puedo asegurar que, aparte de ser imposible, se suda lo que no está escrito.
Y luego la lagartija en cuestión, que parece que sabe cuándo vamos tarde, no quiere salir del ascensor, y además del bolso, la bolsa con tu comida, su mochila, y una bolsa con pañales, te toca cargar con el pequeño fardo hasta el coche... que cuando te sientas y te abrochas el cinturón llevas ya un cansancio de día y medio....
El movil empieza a sonar, una compañera que necesita un favor porque llega tarde, y tú también...
Además es uno de esos días en que parece que las demás personas se han levantado una hora antes de lo necesario y no tienen prisa ninguna por llegar a donde quiera que vayan...
En fin, que llegas a la puerta de la guarde y te da la sensación de que tu jornada, en vez de haber empezado hace sólo media hora , tiene que estar a punto de acabar, porque sólo piensas ya en meterte de nuevo en la cama...
Pero justo cuando vas a dejar al canijo con su señorita, cuando ya le has hecho el traspaso de mochila y pañales, justo entonces, sin pedirlo, sin preverlo, te da un supermaravillosobesollenodebaba de despedida.
Y allá que te vas con la mejilla embabada, que por supuesto no limpias en un montón de rato, con una sonrisa de oreja a oreja y pensando que esa es la mejor sensación del mundo.
Aunque el resto del mundo siga decidido a ir en tu contra, aunque sea lunes y llegues megatarde. Y qué más da.