miércoles, 7 de septiembre de 2011

Ya somos uno más

Ya ha pasado más de un mes desde el nacimiento de mi canijo número 2. Más de un mes ya, ¡madre mía, cómo pasa el tiempo! Parece que fue anoche mismo cuando tuvimos que irnos al hospital con nocturnidad y alevosía... porque mis niños son así, deciden nacer a lo largo de la noche y darnos el gusto de ver amanecer desde el ventanal de un paritorio...
Todo fue muy bien, con comienzo cómico incluido gracias a la administrativa que nos tomó los datos nada más llegar. ¡Menudo personaje! Entre la bata en la que no cabían más lamparones, el montoncito de cáscaras de pipas chupeteadas y la forma de hablar... yo no sabía si darle mi nombre o mejor buscar la cámara oculta y saludar con cara de sorpresa...

Una vez en casa, con un peque de año y medio y otro recién nacido, empiezas a desarrollar un montón de poderes y sentidos desconocidos hasta entonces. Por una parte descubres que tienes el que vengo a llamar sentido octopus: notas cómo te crecen brazos y manos para alcanzar a todo, para llevar en brazos un niño y sujetar a otro a punto de abrirse la cabeza con el suelo... O para sujetar un chupete (que digo yo que por qué no los harán con una gomita como si fueran una máscara de carnaval...) a la vez que dibujas un sol y un cerdito...

Otro de los sentidos que te aparecen es el sentido arácnido. Y no es que huelas el peligro como Spiderman (que un poco también) es que tus ojos se multiplican como los de una araña hasta conseguir visión lateral,  panorámica e incluso poder mirar con cada uno para un lado distinto, como el Dioni, pero con un poco más de glamour... El sentido arácnido también implica la posibilidad de que te crezcan más patas, para poder recorrer los cien metros lisos en centésimas de segundo para coger un teléfono impertinente justo cuando acabas de dormir al pequeño, o sacarle de la boca una moneda al mayor si has visto desde la distancia cómo la encontraba apetecible.
Y eso cuando no tienes que usar manos y pies al mismo tiempo, que con una mano hablas por el movil, con la otra miras el correo electrónico y con un pie meces la hamaquita... ¡que pareces el hombre orquesta!
Pero sí, la Madre Naturaleza es sabia y sabe dotarte de lo que necesitas en cada momento.

Otra de las cosas que hemos notado es que los días ya no tienen 24 horas. No, ya no, eso era antes, ahora tienen muchas menos y por eso no da tiempo a nada y la lista de cosas pendientes empieza a adquirir un tamaño inexplicable... Siempre dejas algo para el día siguiente, o para el otro, o para otra semana, hasta que admites que seguro que se queda sin hacer. Eso sí, cuando aceptas esta gran verdad sientes una enorme liberación...

Te da la impresión de que en todo momento estás cambiando un pañal, o alimentando a alguien, o limpiando un pegotito, y cuando no estás en esas faenas resulta que estás comprando pañales, pensando en las cenas o con el Ariel en mano cual potente arma frente a la lavadora...

Pero lo cierto es que a pesar de dormir a ratitos una mísera cantidad de horas, de no tener tiempo ni para una ducha rápida, de limpiar, lavar y ordenar más que nunca, a pesar de estar todo el día pendiente de dos mocosos que reclaman cada vez más atención, de baños, paseos y lloros, a pesar de que haya momentos en que olvides que eres algo más que "madre", ver a los dos canijos cómo crecen e intentar que lo hagan con salud y felicidad, eso es, amigos míos, sin duda ninguna, lo mejor que te puede pasar en esta vida. 


1 comentario:

  1. Me encanta la forma de explicar la que se me viene encima a partir de noviembre que yo creo que se me acerca mas rápido de lo normal, lo explicas tan bien que el caos ya no lo parece tanto, ademas de todos los superpoderes que has explicado antes también sacas tiempo para seguir con el blog, eres mi ídolo quiero un tótem Belit.

    ResponderEliminar

No te cortes, dime lo que piensas...