miércoles, 18 de mayo de 2011

De todos es sabido...

Todo el mundo parece saber mejor que tú lo que le pasa a tu canijo. Y cuando digo todo el mundo no me refiero a abuelas, cuñadas, amigas etc… que tienen una cierta licencia para comentarte sus opiniones, no, me refiero a todo el mundo en el sentido estricto, o mejor dicho, en el sentido más amplio.

La vecina, el carnicero y hasta el portero del bloque de al lado, todos saben cuándo va el niño demasiado abrigado, o demasiado fresco, cuándo está clarísimo que tiene sueño o cuándo se ve a la legua que no come bien… y lo mismo pasa contigo, que todo el mundo sabe que lo que te pasa es por el embarazo, o porque te acuestas tarde o porque los pájaros tienen buche…

Que llega un momento en que te acostumbras y en la frutería, cuando te preguntan qué quieres, te entran unas ganas irrefrenables de retarle a la frutera… Venga! Venga! Dímelo tú!

El colmo ha sido una conversación que he tenido esta mañana con una de las conserjes de mi trabajo. Este ser humano, con quien diariamente mantengo profundos diálogos del tipo:
-         Hola buenos días
-         Hola buenos días
se ha permitido la licencia de describirme, con pelos y señales, cómo va a reaccionar mi peque cuando nazca su hermano, lo mucho que lo va a notar, lo mal que se va a empezar a portar, lo que va a sufrir, el pobre… Y yo diciéndole (ilusa de mí, como si la fuera a convencer…) que no, que es muy pequeño para enterarse tanto aún… y ella dalequedale que sí, ahí, rebatiendo… total, que por aburrimiento he acabado dándole la razón, que me he recordado a mí misma al chiste de:
-         Oye, y tú por qué estás gordo?
-         De no discutir
-         Venga ya, cómo va a ser por eso…
-         Pues será de otra cosa.

Hartita me hallo ¿quizás porque todo el mundo cree saberlo todo? pues no lo sé, pero fijo que alguien hoy con toda seguridad me lo aclara.

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