domingo, 27 de mayo de 2012

Cómo están las cabezas...

Este ha sido el fin de semana de las cabezas de chorlito.
No hemos dado pie con bola ni uno, ni otro.

El sábado fue nuestro Gran Día. Primero el padre de las critaturas, al bajar al parque, se deja las llaves dentro de casa y claro, al subir nos toca esperar más de media hora a que nos acerquen otro juego.
Menuda escena los cuatro + perro esperando en la escalera... 

Esa misma tarde, en el fragor de la charla con la familia que viene a vernos, y con todo el jaleo de recoger cubos, palas, bolsos, niños, pelotas y todo el despliegue que montamos cada vez que bajamos al parque, nos olvidamos, atado a un poste, a nuestro perro Roky.
Menos mal que no habíamos andado aún ni diez metros cuando escucho un lamentoso y discreto... woof! y nos damos cuenta del tremendo fallo...

Pero no creáis que queda ahí la cosa. Un par de horas más tarde, de nuevo el padre de las critaturas, que es quien se lleva un merecidísimo primer puesto en esta historia, se deja el movil sobre la mesa de una terraza... 

Y ya de vuelta a casa, en nuestra calle, veo que uno de los coches aparcados tiene la pegatina  que nos dan en mi trabajo para poder aparcar allí. Yo absolutamente emocionada, casi a gritos: ¡¡Mira, mira, trabaja donde yo!! ¿¿Quién será?? ¡¡Qué fuerte, qué fuerte!!...

¿¿Fuerte?? ¿¿Fuerte?? Fuerte la realidad: QUE ERA MI COCHE!!





miércoles, 23 de mayo de 2012

La nueva Obama

Como si ya tuviera pocas actividades, responsabilidades y quehaceres, dentro de unos días me veré obligada a añadir una más a mi lista. Y si se tratara de una nueva función amena o creativa, si me fuera a aportar algo interesante, o al menos me fuera a divertir un poco... pues bueno, pero no, nada más lejos. Es una tarea ingrata  que estoy segura me va a levantar más de un dolor de cabeza:  Me toca ser presidenta de mi comunidad. Buf. Buff. Bufffffffff.

Tengo que reconocer, aunque con cierta vergüenza, que soy de las que nunca baja a las reuniones de vecinos. Unas veces porque no tengo tiempo, otras porque se me olvida y otras, las más, porque francamente, no me apetece.


Treinta personas discutiendo y dándole vueltas a lo mismo una y otra vez, me pueden, la verdad. Ojo que soy coherente y asumo mi actitud pasiva aceptando sin rechistar lo decidido y pagando religiosamente cada cuota, cada derrama, cada gilipollez.
 
Y claro, al no bajar a las reuniones estoy desentrenada y el cargo me va a venir grande, lo sé, lo veo venir. Me va a faltar soltura a la hora de rebatir los argumentos del que siempre se niega a todo, no tendré reflejos para frenar al de las propuestas disparatadas, ¿podré con la que siempre se queja de la limpieza? ¿y si se me rebelan ya el primer día? Bueno, con un poco de suerte me gritan todos al unísono ¡dimisión!... aunque prefiero no hacerme ilusiones...

Sólo cuento a mi favor con que he chupado mucho "La que se avecina" y bueno, digo yo que algo habré aprendido...

En próximos capítulos os contaré cómo ha sido el traspaso de poderes, aunque no podrá ser más subrealista  que el que me acaba de contar una amiga que año tras año ve cómo en su comunidad,  a modo de investidura y coronación, el presidente saliente le pasa al entrante, con toda la solemnidad que el acto requiere, las carpetas de documentos dentro de una mugrienta bolsa del decathlon a la que ya le falta un asa...

Espero que no me pasen a mi una bolsa de esas, porque me tocará asistir a las infumables reuniones y poner buena cara, tendré que aguantar a vecinos coñazos que me den la brasa en el portal, aguantaré llamaditas los domingos temprano por averías, accidentes o descalabros varios, solicitaré presupuestos, discutiré con el del banco, lo que sea, pero una cutrez semejante, venga hombre, que yo antes muerta que poco trendy! Hasta ahí podíamos llegar.


jueves, 10 de mayo de 2012

Algo se muere en el alma...

Tres cosas le volvían loco: las siestas en el sofá, hacer hoyos en el césped y los muñecos que pitan al morderlos.

Hoy escribo el post que esperaba no tener que escribir en muchos, muchos años. Con todo el dolor de mi corazón hoy sé que nuestro perrito Vader, muy a nuestro pesar, no era, como pensábamos, de titanio.

Ayer nos dejó después de una vida no muy larga aunque espero que sí muy felíz.


Todo el mundo piensa que su perro es especial, pero es que Vader realmente lo era. Nos enamoramos de él, de sus ojitos tristes, de su boquita tipo Fuyur, a través de una foto en la que pedía a gritos que le adoptáramos. Fue un amor a primera vista. En la protectora no sabían con certeza cómo había sido su pasado, pero a juzgar por los miedos que traía, alguno de los cuales le duró toda su vida, sin duda debió ser terrible.

Nuestros comienzos con él fueron difíciles, pero muy cómicos a la vez. Y es que este perro era un show. Conmigo cogió pronto confianza convirtiéndose en mi sombra, pero fue la excepción, porque tardaba mucho tiempo en fiarse de cualquiera. El primer día en casa, le dejé con mi marido y un amigo, y al volver, los encuentro muertos de la risa a ellos y a él con la cabeza completamente metida en un hueco del sofá, como un avestruz pero en rechonchito y peludo. Durante semanas vivió debajo de una mesa, y mi marido sólo tenía que levantar una mano para que saliera disparado a esconderse... afortunadamente eso pasó, y pronto nos convertimos en su familia y su refugio.

Memorables han sido sus "buf, buf" hacia cualquiera, porque ni siquiera eran ladridos...  también sus visitas al veterinario, donde se quedaba completamente inmóvil, como si fuera una estatua y ni siquiera pestañeaba hasta que nos íbamos. Imborrables sus momentos de locura que le hacían correr y saltar por los sofás, como si mi casa fuera el hipódromo.



Siempre le venía bien salir de paseo y, a pesar de ser muy pequeño, tenía unas patitas robustas que le hacían aguantar caminatas interminables. En el campo se le ponía la "cara de loco": todo el día con la boca abierta y la lengua hacia un lado, corriendo y disfrutando y, si era menester, hasta persiguiendo gallinas. También le gustaba la arena, en ningún sitio le he visto correr tanto como en la playa de Peñíscola... madre mía, parecía un galgo!

Era un perro muy dulce y cariñoso. Siempre estaba dispuesto a darte un beso de los suyos, qué digo uno, miles... Con otros perros nunca tuvo problemas y se adaptaba a jugar con cualquiera, grande, pequeño, macho, hembra... no hacía distinción.

Yo me quedo con sus momentos de juego con mi otro perro Roky, con los besitos que les daba en los pies a mis niños, y a mí misma siempre que iba descalza, me quedo con esa mirada que te deterría el corazón, me quedo con esa forma tan delicada de coger la comida de tu mano, me quedo con su paciencia cada vez que le hacíamos una foto de coña con un sombrerito ridículo, o incluso con una lata sobre la cabeza, me quedo con el ruidito que hacían sus patitas sobre el parquet. Echaremos muchísimo de menos todas esas cosas, y tantas otras que os podría relatar.

Sus últimos meses han sido muy duros para él y para nosotros. Pero a pesar de haberlas pasado canutas, a pesar de que, por su enfermedad (aunque desgraciadamente lo hemos entendido todo muy tarde) nos ha hecho limpiar y sufrir más de la cuenta, a pesar de todo,  no ha habido ni un solo momento en que dejáramos de quererle, ni una sola vez nos hemos arrepentido de haber hecho aquella llamada a la protectora interesándonos por él. Ni una. Porque él ha sido nuestro PERRITO, el primero, el pequeñín, nuestro fiel amigo Vader.





Hasta siempre amigo. Siempre estarás en nuestro corazón.


viernes, 4 de mayo de 2012

Tragimañanas...

Hay mañanas en que uno se levanta con el pie izquierdo. No encuentras nada, todo se te cae de las manos, tardas el doble en hacer lo de siempre...

Pues bien, ésto no es monopolio de los adultos, también los niños tienen esos aciagos días. Y si no que se lo digan a mi canijo mayor, que ha tenido hoy su mañana de gloria.
La cosa ha empezado tensa porque no se quería levantar... cosas de la pereza. Después hemos agregado el ingrediente secreto: no puedes ir a la cocina con el chupete, se tiene que quedar en la cama, y lo hemos aderezado con: no estoy escondiendo tu elefantito, lo guardo en la maleta porque luego nos vamos de viaje, esta noche me lo agradecerás.

Ya tenemos los  componente básicos para cocinar una mañana trágica.

Para el camino hasta la guarde me pide dos galletas maría, una para cada mano: "eta mano, esta mano..."
Como se va a poner el abrigo, las apoya con mimo en la mesa baja del salón.... piiiiii. Error. Olvida el insignificante detalle de que tenemos un perro-aspirador-quevivemuertodehambre y que, por supuesto, alcanza perfectamente a esa altura. Si, en efecto, ocurre lo que imaginas: superdramón porque el perro se ha comido las galletas.
Lágrimas de medio litro a lo Candy Candy, sollozos, pucheros... vamos, inconsolable.

Consigo calmarle al darle otras dos galletas. 

Esta vez no les quita ojo, las tiene bien vigiladas. Al subirse al patín (acoplado a la silla del canijo pequeño) las guarda a buen recaudo en los pliegues de la capota, donde suele meter los tesoros que se lleva a la calle.
Bajamos al portal y salimos a la calle y en ese momento no es que llueva, es que diluvia!!! Así que, en un gesto rápido y preciso de buenamadre despliego la capota para que el pequeño no se moje. ¿Qué ocurre? Pues en efecto, sus dos galletas salen volando como pequeños frisbys y aterrizan en la tierra mojada del jardín...

El resto para qué os lo voy a contar, seguro que lo imagináis...

Preguntas de viernes: ¿se me anula el punto de buenamadre por ese nimio detalle de malamadre? ¿Es muy grave reirte de las desdichas de tu prole?


jueves, 3 de mayo de 2012

Cuando la vida te sonríe

Algunos de vosotros ya sabéis que desde los cinco meses mi canijo mayor ha sufrido alergia a la leche y al huevo. Pues que no tome leche ni huevo, me diréis y no sin falta de razón. El problema no son tanto la leche o el huevo sino tooooooooodo lo que contiene leche o huevo. No os hacéis una idea. Sólo las personas que sufren una alergia alimentaria o tienen un familiar que la sufre, saben de lo que les hablo.

 Durante estos dos años os puedo asegurar que he invertido horas, horas y más horas en hacer la compra, en pensar comidas, en contactar con fabricantes, en revisar etiquetas... buff, si me canso sólo de escribirlo!

Cada vez que en el super encontraba algo que él pudiera comer.. bueno, es que me faltaban los fuegos artificiales, en más de una ocasión he tenido que frenarme para no abrazar a algún empleado de la emoción...

Y lo peor no son las comidas en casa, que esas más o menos se tienen controladas. Lo peor son las de fuera: la guarde, las celebraciones familiares, la gente que reparte comida en los parques como si los niños fueran palomas...

A lo largo de este tiempo hemos sufrido la incomprensión de algunas personas (no muchas) y el apoyo, cariño y empatía por parte de otras (casi todas). Gente como Silvia, del blog Mi menú sin leche, o las mamás y papás de la Asociación AEPNAA, como Almudena, han hecho que este camino haya sido menos triste y más optimista y, sobre todo, menos solitario. Mi agradecimiento más sincero desde aquí para todos ellos.

Ha sido mucho el miedo, mucho el cuidado y, por qué no decirlo, mucha la esperanza. Y gracias a todo eso y a que el destino lo ha querido así, hoy os puedo contar, con ozgullo y satisfazción que mi canijo ha superado de forma espotánea ambas alergias, y eso, amigos míos, es el mejor regalo que la vida nos ha dado últimamente.

Como anécdota os contaré que el primer día de euforia tras conocer la noticia, mi madre y yo le detallábamos al canijo con total entusiasmo todas las cosas que podría tomar a partir de entonces: galletas, salchichón, quesitos, danoninos, colacao, caramelos...  Y continúa él, angelito, con el mismo tono de emoción: aguaaaa... ¿No es para comérselo?

En fin, que la vida nos ha cambiado en tres semanas, qué queréis que os diga. Sin ir más lejos este fin de semana nos vamos fuera y me parece increíble no tener que llevar comida especial para él...es tal el subidón... Aunque aún no me he quitado la costumbre de mirar el etiquetado de los productos!!

Así que, copiando a Moli del blog Cosas que (me) pasan, del cual soy fan incondicional, hemos declarado en mi familia nuestros propios días San Huevo y Santa Leche, que celebraremos con efusión, alegría y con una inmensa sensación de alivio, año tras año.
 


lunes, 9 de abril de 2012

¿No es un asco ser el segundo?

Cuando vas a tener un hijo, el primero, todo te parece poco: Cantidad, calidad, diseño, seguridad... lo quieres todo para tu pequeñín, y para conseguirlo, inviertes horas y horas en navegar por la red buscando lo mejor. No dudas en preguntar a familiares, conocidos y a todo aquél que se preste sobre carritos, cunas y chupetes.
Eliges una ropita monísima, la lavas con todo cuidado en un jabón especial para bebés. Cortas con esmero cualquier etiqueta que pueda causarle el más mínimo roce... lo que os decía, todo te parece poco.Con el segundo la cosa cambia un poco... 

Para empezar, casi no compras nada porque el segundo es nombrado, desde su concepción, Heredero Universal del hermano mayor. Lo hereda todo, pijamas, bodies, chaquetas... da igual que el tamaño no coincida con la estación, si en invierno el anorak del hermano le queda un tanto grande, se "arremeten" un poco las mangas... ¿que las camisetas le quedan como un chorizo embutido? Pues más mono que le encuentras así, marcando lorcitas...
Por supuesto hereda carrito, hereda silla para el coche, hereda trona (y con ella hereda alguna que otra mancha que no salió en su día), hereda sábanas, toallas, mantitas, hamaca, bañera...
¿Para qué vas a comprar juguetes si el hermano mayor tiene tropecientos que ha dejado "nuevos"? Empiezas a darle un nuevo sentido al concepto "nuevo". Nuevo ya no es nuevo, nuevo es  que aún se puede utilizar sin resultar peligroso para la integridad física de nadie. Qué mas da que no tenga el mismo lustre que en su estreno o que haya perdido un ojo, una rueda o un poco de color...Si no le puede dañar, al segundo le basta y le sobra.
Y es que los segundos son unos auténticos supervivientes. Sobreviven teniendo la mitad de atención, la mitad de los cuidados, la mitad de las medidas de seguridad, y eso en el mejor de los casos. Con el mayor esterilizas hasta las esponjas, el segundo tiene suerte si alguna vez le esterilizas una tetina. Cuando el mayor tenía unas decimillas de fiebre se encendían todas las alarmas y era debida y urgentemente atendido por personal cuilificado, vamos, por su pediatra. Cuando el segundo tiene fiebre entras, por fin, en el Club de los verdaderos padres: sucumbes a la automedicación. El mayor no lloró nunca más de unos minutos sin ser atendido, el segundo... en fin, que alguna que otra vez le toca esperar...
El día de mañana verá que su hermano mayor tiene cientos, qué digo cientos, miles de fotos de cuando era un bebé, unos vídeos geniales, que fue a matronatación cada sábado durante un larguísimo año y medio, que le enconjuntaban mejor, que nunca salía de casa sin colonia, que hacía "uuh" y tenía a tooooda la familia encima escudriñando a ver qué le pasaba, que le hacían un masajito cada noche después del baño... verá todo eso y quizás sienta un poco de envidia.
Pero también verá que su hermano mayor, el envidiado, no tuvo un divertido pitufo de ochenta centímetros a su lado desde el primer día, no tuvo una carita sonriente mirándole cada mañana y diciéndole con voz de muñeco... "no llodes, no pasha nada", tampoco tuvo unas manitas regordetas que jugaran con él a quitarle el chupete... Y a la larga, aunque en ciertos momentos sienta un poco de pelusilla por lo que le faltó, se acabará dando cuenta de que todo eso es mucho más molón que el simple olor a nuevo de un pijama.

viernes, 30 de marzo de 2012

Nueva herida de guerra

Ayer estaba trabajando cuando me llamaron de la guarde. Siempre que veo ese número en la pantalla del móvil pienso, coño, ya se ha descalabrado uno... hasta ahora, afortunadamente, nunca había acertado. Hasta ahora. Ayer mi predicción resultó acertada: el canijo mayor, en su locura personal de correr como un poseso mirando hacia cualquier lado que no sea el frente, se había chocado con el canto de una puerta y se había hecho una brecha.
Allá que nos vamos raudos y veloces a que le cosan . Yo soy una persona de naturaleza tranquila, pero claro, no puedo evitar llevar una congoja importante encima. El canijo, en cambio, como si nada. Lo único que le preocupa es que aún no ha merendado (será zampabollos) y que, a pesar de llevar dosicentos cuentos, justo no llevamos el de Pipan (traducción: Peter Pan).

Ya sé que va a sonar a "amor de madre" pero lo cierto es que mi canijo es un valiente. En todo el tiempo que estuvimos en el hospital ni una queja, ni un lloro, aguantó estoicamente todo lo que le hicieron con la mejor de sus sonrisas. Pero qué rico es mi niño. Hasta la doctora y la enfermera le felicitaron. De vuelta a casa se señalaba felíz la "pupa" y se la enseñaba satisfecho a todo el que la quería ver.

Balance final de la tarde: una mamá más que orgullosa y un pequeño Frankenstein con 3 puntitos en la frente.




miércoles, 28 de marzo de 2012

Silencio, cámara y... ¡acción!

Anoche vi nuevamente Seven. La he visto ya varias veces pero sus últimos diez minutos me siguen poniendo los pelos de punta... Ésto me hizo pensar en que hay películas, o mejor dicho, aspectos de películas que se te quedan grabados de por vida y que hacen que, aunque no sea tu favorita o ni siquiera te parezca la mejor, la recuerdes y te apetezca verla más de una vez.

Empecemos por el principio: el título. El premio a la originalidad se lo daría sin duda a No todo el mundo puede presumir de haber tenido unos padres comunistas, reconozco que es demasiado largo y que cuando vas por la mitad ya te has cansado, quizás eso le reste puntos, o no, puede que precisamente por ello consiga engancharte. A mí me parece de lo más atractivo. Esta película tiene además varios momentos más que aprovechables, pero de ella me quedo con el nombre. 

Como intro elegiría la de El Señor de la Guerra. El camino que recorre una bala desde que es fabricada hasta su desafortunado destino me parece espeluznante y consigue atraparte desde el segundo cero. El resto de la película no está mal, aunque Nicolas Cage pone la misma cara haciendo de traficante de armas que de angel humanizado (City of Angels), qué cosa más insulsa de hombre, por Dios!

El comienzo de una película tiene un valor enorme. Tanto es así, que en sólo cinco minutos puede hacer que busques el mando para subir el volumen, o que lo hagas para apuntar con saña y buscar otra cosa. Con su comienzo, una peli se juega el todo por el todo, es fundamental y no todas lo cuidan por igual. Mi comienzo favorito es el de Love Actually. Las imágenes de reencuentros en el aeropuerto de Heathrow con la voz en off  hablándonos de que el amor es lo que realmente mueve el mundo... ainss, siempre consigue emocionarme. En el fondo soy una sentimentaloide incorregible, lo reconozco.

Hay tantos argumentos y temáticas de películas que me resulta prácticamente imposible hacer una selección de cada una, así que he pensado comentar "momentazos" de algunas de ellas. 
El momento romántico por excelencia (y que marcó a toda una generación) es ese pedazo de baile que se marcan Patrik Swayze y Jennifer Grey en Dirty Dancing... ¿quién no ha deseado que le pase algo así en su vida?
Tenemos el momento risa del tipo me-meo-toa. Lo tengo claro: después de que todo se vaya a la mismísima mierda, esa bañera cayendo al piso de abajo en Esta casa es una ruina y la risa histérica que le entra a Tom Hanks. Impagable.
Momento intensidad casi insoportable: El Piano, cuando Holly Hunter "pierde" el dedo... ufff, los pelos como escarpias.
En la injustamente desconocida 500 días juntos me topé con el momento sorpresa: la coreografía grupal que se marcan una mañana. Desde entonces, cuando me pasa algo bueno fantaseo con ponerme a bailar por la calle y que se vayan uniendo a mi baile mis vecinos...(lo sé, no estoy bien...)
Tengo también un momento absurdo. Absurdo, idiota e incomprensible... En el drama El paciente inglés, con toda la intensidad emotiva de la peli, de pronto, sin venir a cuento ni tener ninguna razón para existir, la protagonista se mete una pedazo de leche en la cabeza al salir del cine ¿por qué? ¿para qué? Señor Minghella, ¿en qué estaba usted pensando ese día?
Dos momentos más para ir concluyendo. El momento kleenex se lo otorgo a la escena de la peli Solas en la que la madre (fantástica María Galiana) no es capaz de llamar desde una cabina porque no sabe cómo usarla... lloro tanto que me caen los mocos en cascada! Y el momento fantasmada absoluta se lo lleva, sin duda, ese auto-desfibrilador de James Bond en Casino Royal, madredelamorhermoso, qué imaginación!

La música en las películas tiene tanta importancia y habría tanto que comentar, que merece mucho más que un simple parrafito, sólo confesaros que la BSO que más he escuchado en mi vida (tengo más qué amortizado ese CD) es la de En el nombre del padre. Y, aunque lo negaré delante de cualquier tribunal, también la de Tarzán, de Disney, aunque en mi descargo comprenderéis que Phil Collins es Phil Collins...

Y como final, retomo el principio: Seven. Esa escena en mitad de la nada cuando ya estás en total tensión después de la conversación del coche, esos planos, esa mirada que acojona tanto de Kevin Spacey , la furgoneta que llega y sabes que trae algo horrible aunque no sabes qué es, pero lo imaginas... los silencios... los gritos de Morgan Freeman... Finales así te reconcilian con el cine y hacen que merezca la calificación de Séptimo Arte, aunque para llegar a una obra maestra, te tengas que tragar un montón de mojones.

lunes, 19 de marzo de 2012

Grandes padres de la Historia

La Historia nos ha dejado grandes padres para la posteridad.

Don Pantuflo Zapatilla, padre de los endemoniados gemelos Zipi y Zape. Si yo hubiera sido él me hubiera tirado por una ventana, o puede que incluso los hubiera tirado a ellos, el amor de padre no da para tanto... Su sistema de premios (vales por piezas de una bicicleta) me parece memorable, aunque por sus castigos (encerrarles en el sótano) hoy en día ya no tendría su custodia y puede que hasta estuviera entre rejas...

Papá Pitufo, un caso curioso, tiene cientos de pituhijos reconocidos que conviven en paz y armonía, pero ¿alguien sabe dónde se mete la madre de las criaturas? Es más, ¿tienen madre? ¿la misma todos?

Abraham, qué gran padre, Dios le pide que sacrifique a su hijo, así, sin más, "porquesí" y va él y lo acepta... me quedo sin palabras.

 Papá Noël, éste es más majo, más generoso y más gordo también  ... alguien debería recomendarle la dieta Dukan, se ve que el estar ocioso trescientos sesenta y cinco días con trescientes sesenta y cuatro noches al año acaba pasando factura.


Hal, el padre de "Malcolm in the Middle"...  cómo no va a acabar desquiciado ese hombre con los cinco hijos que tiene y, sobre todo, con esa mujer que es como la niña del Exorcista pero en mujer y sin vómito verde...



Marlin, el papá de Nemo y ejemplo de padre coraje donde los haya. Recorrerse medio océano en busca de su pequeñín sorteando todo tipo de peligros y aguantando a la amnésica Dora ... eso es amor de padre, si señor,  y lo demás son tonterías.



 
Pero el padre por antonomasia, el Grande entre los Grandes, mi favorito, el Numer One es, sin duda,  Homer Simpson.  Es que no se puede ser peor padre, peor marido, peor trabajador, peor ejemplo para todo lo que se propone... Una de sus frases míticas describe perfectamente el modelo de crianza que sigue:  "Bueno, es la 1 de la madrugada. Mejor ir a casa y pasar algo de tiempo de calidad con mis hijos". Olé.


Pues eso, que seas el tipo de padre que seas, ¡Muchas felicidades! Hoy es tu día.


jueves, 8 de marzo de 2012

Feliz Día de la Mujer Curranta


Esta viñeta de Forges tiene ya unos añitos pero está claro que no pasa de moda. Pues eso, que muchas felicidades a todas las mujeres trabajadoras, tanto si su trabajo es remunerado como si no, mi más sincera admiración para todas ellas.

Y que conste que para mí, los 365 días del año son vuestro/nuestro día. 


miércoles, 7 de marzo de 2012

Nuestro hilo musical

Me he enterado de que ha fallecido el compositor de la banda sonora de "El Rey de la Selva" y eso me ha hecho pensar en las músicas que les gustan a mis canijos. Precisamente el jazz que canta y baila el Rey Louie en esa película está, sin duda, en el top ten de nuestros Cuarenta Principales domésticos.

El pequeño es aún muy pequeño por lo que lo mismo le da que le pongas la melodía de Doraemon que una ópera de Puccini, pero el mayor tiene ya bastante claras sus preferencias. Les gusta tanto escuchar música que  es como una droga para él, le pones una canción y no ha terminado aún, cuando ya está diciendo "máh, máh".

Solemos tirar por clásicos de nuestros tiempos, las intros de La Vuelta al Mundo en 80 Días, Comando G  o Dartacán son triunfos asegurados. También flipa con una versión hortera a más no poder de Spiderman e incluso con una de la Mujer Araña (si, por lo visto también había Mujer Araña, yo fui la primera sorprendida) Enrique y Ana, Miliqui... si, lo sé, qué le vamos a hacer, la década de los ochenta hizo mucho daño a nuestra generación...

Como padres comprometidos con su educación que somos, también le ponemos canciones pedagógicas, por supuesto, en este apartado el Rey, así, con mayúscula, es Elmo. Elmo le enseña las letras, le canta al número cuatro y le ayuda a contar patos... Elmo mola! Tan mono, tan bueno... Es cierto que allá por la quinta canción notas como esa vocecilla de pito te empieza a taladrar el tímpano y sientes una punzadita de odio encarnizado hacia él, pero no importa, Elmo siempre es un valor seguro. El equivalente español, Barrio Sésamo, le motiva un poco menos, pero en momentos de apuro "aceptamos barco como animal acuático".

Lo más moderno que tenemos en nuestro repertorio son las canciones de Bob Esponja, que son graciosas por su absurdidad, o Pat El Cartero, un poco moñas para mi gusto pero pegadizo.

Además de escuchar las canciones, por supuesto le encanta ver los vídeos de las mismas. Algunos se los sabe de memoria, de otros sólo le gusta una parte y hay algunos que, como el de los Fragel, hasta le dan un poco de canguis por más veces que lo vea.

Como véis de momento sólo nos hemos lanzado con la música infantil, ya veremos cuando descubra la música adulta por dónde nos sale. Sentiremos bastante alivio, la verdad, sobre todo durante los viajes en coche. ¿Le gustará la pachanga, el rock? Sólo cruzo los dedos porque no le guste el hardcore, las sevillanas o la copla... o lo que aún podría ser peor ¿y si nos sale rumbero? Ni imaginarlo puedo sin que se me hiele la sangre. Ahora que lo pienso, me está entrando un miedo... aymadre....Querido Elmo, lo retiro, no quería ser faltona, realmente no tienes tan mala voz, sólo es un tanto aguda y deseo con todas mis fuerzas que me tortures muuuuucho tiempo aún...





martes, 28 de febrero de 2012

Una mañana de resaca

Voy a contaros algo que a muchos os va a poner verdes de la envidia....Y lo cuento con valentía, aun sabiendo que tengo muchas posibilidades de que me pase ésto. Pero, ¿quién dijo miedo?

El sábado pasado, a sus casi siete meses de vida, mi canijo número dos nos dio su primera mala noche... El pobre anda con un noséqué que quéséyo, que hizo que se despertara varias veces sin coger el sueño de nuevo y teniéndonos de jarana toda la madrugada.

Dada mi falta de entrenamiento en esas situaciones, el domingo por la mañana estaba como si me hubiera pegado el fiestorro de mi vida con conga y daikiris incluídos: no acertaba con nada. A ésto tenemos que unir que el mayor se había rebozado de caca hasta más allá de las trancas y que, dado el diazo que hacía, teníamos prisa por irnos a la calle cuanto antes.

Pues ahí estaba yo, con mi resaca y mis prisas,  poniendo el abrigo al pequeño, cuando el grande, muerto de la risa, grita y grita sin parar ¡PISPIES! ¡PISPIES! ¡PISPIES!
¿Está llamando al gato? ¿Es un nuevo juego dominguero? ¿Quiere crispis? 

Nooooooo: ¡¡¡HABÍA OLVIDADO PONERLE PAÑAL!!! y el pis, lógicamente, le caía hasta los pies....
Muy gráfico el canijo, verdad?

Consecuencias: Aumento de mi autoconcepto de malamadre y proyecto de tatuarme en lugar visible: "vísteme despacio que tenemos prisa"...
 



lunes, 20 de febrero de 2012

Stupidity is in the air...

Llevo unos días que vivo sin vivir en mí... es que veo la estupidez humana flotando en el aire como si  se tratara de confeti. O el mundo está lleno de gilipollas, o los pocos que hay me persiguen. El caso es que vaya donde vaya... los encuentro, o mejor dicho, me encuentran a mí.

Caso número 1. El vestuario de la piscina.
Hay una zona para niños que ya se valen por sí mismos y otra para niños pequeñitos y bebés, a los que no puedes vestir aún de pie. Esta segunda zona es minúscula, estamos como sardinas en lata, pegaditas las mamás unas a otras y encima con los nenes mojados y escurridizos... vamos, que secarles y vestirles y hacerlo sin que se deslicen y descalabren es una habilidad que deberíamos incluir en Linkedin... Bueno, pues el sábado aparece  la típica yosoymáslistaquenadie, la petarda de turno que se pone con el niño de nueve añazos a cambiarle donde los bebés, como si fuera un bebé y ocupando el sitio de... tres bebés.
Y las demás echándonos miraditas pero sin decir nada.. ¿por educación? ¿porque somos tontas? Quizás una mezcla de ambas.

Caso número 2. Si sólo es una preguntita...
Minutos más tarde. Misma piscina. Mostrador de información. Espero pacientemente mi turno para que me atiendan y poder hacer una consulta. Si, habéis leído bien: Quiero hacer una consulta. O lo que viene a ser lo mismo, quiero preguntar una cosa. Una preguntita, vamos. 
Bueno, pues aquí aparece la estrella invitada: la segundamáslistaquenadie. Justo cuando me toca a mí, ella mete la cabeza estirándola como hacía E.T. y se cuela vilmente. Cuando le digo que me tocaba a mí, ella responde sin pudor: Pero si es sólo una preguntita...   Ggggrrrrrr....Noto cómo empiezo a tener pequeños tics en el ojo...

Caso número 3. Yo para qué voy a hacerlo bien...
La convivencia entre vecinos con perros y vecinos sin perros es un tema peliagudo. Pues más peliagudo es, si cabe, el momento vecinos (cívicos) con perros y vecinos (incívicos) con perros. Nosotros estamos, obviamente, en el primer grupo, es decir, sólo soltamos a nuestros perros en sitios y horas a las que está permitido, recogemos sus cacas, nos molestamos en educarles y corregirles cuando hacen algo mal... lo normal, vamos.
¿Normal? Define normal.
Tengo un vecino (no cívico) especialista en llevar a su perro (no civilizado) suelto por la acera cuando todos conocemos su agresividad. ¿Crees que funciona decirle algo? Pues funciona para que te lleves gratis y sin pedirlo, un inútil calentón...
Tengo una vecina (no cívica y además idiota) que deja a su perra (no civilizada y bastante pachorra) que entre en la zona infantil del parque. Al recriminárselo contesta (y aquí hay que poner tono como de Duquesa de Alba), "ya la estoy llamandoooooo..."   Tú sigues firme, y ella.... "es que le cuestaaaaa..."

Caso número 4. Y encima cachondeíto.
Estamos esperando en un paso de peatones. Es de día. No hay niebla. Estamos perfectamente visibles. No en vano estoy yo misma, un megacarrito de bebé de un rojo que daña la vista, un niño subido en un patín, un marido y dos perros. Notaría nuestra presencia hasta el mismísimo Stevei Wonder. Pues no, los conductores que pasan NO NOS VEN... Increíble, ¿verdad?
Bueno, miento, creo que dos sí nos ven ya que aprovechan para sin detenerse, por supuesto, saludarnos sonrientes... ¡qué encantos!

 ¿Y qué hacer en estos casos? Tienes el método del longuis, mirar hacia otro lado y hacer como que no has visto nada... éste me funciona los días que he dormido bien, los lunes no. Otra técnica es la Obi-Wan Kenobi, entras en modo Zen y explicas a los jóvenes padawan por qué hay que atar a los perros o esperar tu turno en la cola... Ésta no me funciona casi nunca, tendría que llevar encima un chute enorme de optimismo y amor por la Humanidad y eso rara vez me pasa. Ya ni os hablo de la fórmula Osoamoroso... "pobre, si es que llevaba prisa", "uy, no se ha debido dar cuenta"... Yo esa ni la he catado.

Lo que estaría genial es un sistema que reprendiera de forma inmediata a quien comete esas acciones. Una especia de colleja automática, o mejor aún, como dice mi amiga Paqui, una buena torta, plaf, así, con la mano abierta.... Pero como ya sabemos que la inversión en I+D+I no es nuestro fuerte y no van a patentar el invento, al menos de momento, me conformaré con la técnica ancestral del "me cabreo toa toa por dentro y refunfuño hasta echar la bilis, pero a la hora de la verdad, aguantando que es gerundio, y a estar más espabilada la próxima vez".

viernes, 17 de febrero de 2012

La ilusión de las pequeñas cosas...

Y no me refiero a una pequeña mansión, un pequeño yate o una pequeña cartera de acciones, que ya os veo venir. No, me refiero a las pequeñas cosas cotidinas, las que a cualquiera le parecen menudencias, y sin embargo para mí son el secreto de la felicidad.

Yo antes pensaba que lo que me hacía feliz era contratar un fantástico viaje, un buen fiestorro el sábado, o aspirar a un puesto con un sueldazo y mucha responsabilidad... No sé si son los años o que va a ser verdad que la maternidad trastorna, el caso es que ahora necesito mucho menos para sentirme satisfecha.

Me basta con un rato de risa floja en el trabajo, de esa que no puedes parar, ni esconder, y que aumenta de forma directamente proporcional a la importancia de la reunión en la que estás, o ver a mi peque echar una meadita en el orinal ahora que está aprendiendo,  o hasta un cupón del carrefour... (si, lo sé, tienen poco glamour, qué le voy a hacer, es que soy una chica de barrio)...  Os parecerá increíble pero a veces, una simple imagen me puede alegrar toda la tarde.... bueeeno... de acueeerdo... reconozco que a veces también fantaseo con tener una casa con jardín, o una asistenta de esas megachachis que te dejan la casa más limpia que el mismísimo Mister Propper y encima preparan la cena... está bieeeen.... lo admito.... a veces inlcuso juego al euromillón...  Que sea una chica de felicidad fácil no significa que sea tonta, ni aunque sea rubia... Pero ahora en serio, por lo general, los momentitos cotidianos son los que me llenan de ilusión.

Aquí os dejo un video al que he llegado por casualidad. No soy yo muy de manuales de autoayuda, la verdad, pero éste me ha parecido mono.




Y a seguir echando la primitiva, a llenarla de pequeñas crucecitas de felicidad...

jueves, 16 de febrero de 2012

Ya soy moderni ...

Ea, pues por si ya tuviera pocas cosas en las que perder el tiempo, ahí va una más: Twitter.

Desde ayer soy oficialmente una twittera, twitteadora, twittonta? como se diga: @blogdelcaos. Adelante, sois todos bienvenidos.

Y ahora, a contar 140, que yo con el rollo que tengo... no sé, no sé... #serécapaz?