Hace un montón de años, cuando yo aún era una chavalita y no sólo de espíritu como ahora, estando una tarde con mi madre se me cayeron sus tijeras de costura al suelo. Pasaron rozando mi pie derecho por escasos milímetros. Fue un verdadero milagro porque por poquísimo no me las clavé cual pincho moruno o brocheta, que dicen las finas.
Pues bien, al ver que se caían sus preciadísimas tijeras y mostrando una falta de sensibilidad total hacia su propia hija que pudo quedar coja de por vida en el incidente, mi madre lo único que gritó como una poseída fue:
- ¡¡MIS TIJERAS, QUE SE DESPUNTAN!!
Sus tijeras... que se despuntan... ¿vosotros lo veis normal?
Semejante muestra de malamadrismo ha sido motivo de risa y mofa durante años en mi familia. Aún hoy, cuando te pillas un dedo con un cajón, o te clavas la esquina de un mueble, nos acordamos de las tijeras y siempre alguien dice: ¡mis tijeras!
Yo pensaba que esa desnaturalización era exclusiva de mi madre, además ya se sabe que a principios de los noventa ni Carlos González ni Rosa Jové calentaban aún las cabezas de nuestras madres y podían vivir relativamente tranquilas preocupándose más por sus tijeras que por sus hijas, o pegándonos algún que otro grito electrizante de vez en cuando. Nada más lejos de la realidad. Confirmado. No era un don exclusivo de mi madre. Yo también lo poseo. Se ve que lo llevamos en la sangre.
Esta mañana he acercado a mi marido al metro. Como hay muchísimo tráfico y cada vez que paro los coches me pitan como si la Selección hubiera vuelto a ganar el Mundial, al pobre le hago bajar casi siempre medio en marcha. Es un valiente, no os preocupéis. Pero esta mañana ha tenido la mala suerte de engancharse el pie en una de las asas de mi bolso y, al salir, no se ha matado de auténtico milagro. De hecho yo misma he visto su vida pasar ante mis ojos, como en una película. Pues bien, cuando el pobre se ha recompuesto del shock de casi morir, con la cara aún medio desencajada, a mi no se me ha ocurrido otra cosa que gritar desde el coche:
- ¡¡MI BOLSO!! ¡¡NO SE HABRÁ CAÍDO ALGO!!
Teniendo en cuenta que soy propenso a los accidentes y que el otro día me explotó una gamba en la cara en un chino.
ResponderEliminarTe perdono
Hola Accidentman! Gracias por comentar. Yo ya me doy por perdonada ;)
Eliminarjajajajaja, eso es porque en segundos somos conscientes de que a la otra persona no le ha pasado nada, entonces nos centramos en lo segundo realmente importante: nuestras posesiones.
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada. Yo también tengo alguna que otra anecdota de ese tipo con mi madre...
Un fuerte abrazo. :-)
Muchas gracias por comentar! Tengo una lectora que es escritora! Guauuuuu!
EliminarUn besillo maja
Jajaja, pero como te ocurren esas cosas!! Tu marido es un santo! El pobre, encima que casi muere (del susto), te preocupas por tu bolso. Aunque pensándolo fríamente, yo creo que también hubiera pensado en si se ha caído algo del bolso, estilo móvil o cartera...
ResponderEliminarPensaba que ibas a hablar de las tijeras en el sentido de que no pueden señalarte cuando caen. Si caen abiertas y señalándote, cruza los dedos, porque es una imagen de mala suerte. Lo mismo pasa con los cuchillos.
La verdad es que nos pasa cada cosa ;)
EliminarNo tenía ni idea de lo de las tijeras o los cuchillos, yo es que no creo en supersticiones pero me encanta conocerlas!
Un beso guapita
Je,je,je,je... Dí que sí, que luego te arrepientes y te sientes fatal y todas esas cosas pero... así... de repente.... ¡¡si se te llega a caer algo del bolso lo mismo la lías parda!!
ResponderEliminarSomos unas incomprendidas...
Y coincido con lo que te han dicho ya: tu marido es un santo varón... si no se ha quejado mucho...
Bss
Jo, cómo me vas conociendo... se llega a caer algo y encima le hubiera montado un pollo al pobre! ;)
EliminarY si, es un poco santo, aunque en realidad... más santa me veo yo!!!
Besos guapetona
Jajajajajaja! La verdad es que a medida que lo relatabas a mí me ha venido lo mismo a la cabeza...Soy otra desalmada, jajajaja!
ResponderEliminarMuas!
PS: Besitos a tu marido, jejeje...
Le daré recuerdos de tu parte a mi marido ;)
EliminarY sí, el mundo está lleno de desalmadas... jijiji
Un besazo guapa
jajaja Yo también me he visto en alguna de esas. Una vez pasado el peligro humano, te preocupas por el peligro de tus valiosos bienes sin duda alguna :D Seguro que tu madre calculó en milésimas de segundo la trayectoria de las tijeras mientras caían y al ver que no iban a tu pie, se preocupó por las tijeras. E igual tú con tu marido. Que las mujeres somos muy rápidas de cálculo y podemos saber rápidamente cuándo algo está fuera de peligro, juasjuas. Un beso
ResponderEliminarPS. Me alegro que solo haya sido un susto, tanto lo de tu marido como lo del bolso :)
Ay, me ha encantado tu explicación! La próxima vez que me pasé la pienso soltar así, como si nada: Es que soy rápida calculando y he visto que no iba a pasar nada, jijii
EliminarUn beso muy grande. Por cierto que me he acordado mucho de ti estos días, mañana verás por qué lo digo ;)
Jajaja, si es que una vez comprobado que no hay daños físicos que lamentar, hay que centrarse en lo importante: el bolso y las tijeras, jjjjj.
ResponderEliminarMe alegro que todo haya sido un susto y que no haya que lamentar ningún tipo de pérdida.
Un besito y feliz semana.
Guapita, si es que el pobre es del Atleti, le pasa de todo!
EliminarUn beso muy grande y feliz semana para ti también.
muy pero que muy bueno.. por eso te hemos dejado un premio en nuestro blog... feliz dia
ResponderEliminar¡Gracias por comentar y gracias por el premio!
EliminarUn besillo muy grande
Si es que luego renegamos de las madres y cada vez hacemos mas cosas como ellas!
ResponderEliminarMenos mal que a maridin no le paso nada y que a tu bolso tampoco porque si no te veo liandola y con un kilometro de coches pitando a tus espaldas!
Paciencia al maridin y besote para ti! ;-)
Yo cada vez que me escucho diciendo alguna de sus frasecitas... ay, me da un-no-sé-qué... supongo que es inevitable.
EliminarUn besillo guapa, gracias por comentar!
jajajaj Buenisimo!!!!
ResponderEliminarTe he dejado un regalito en mi blog, un saludo y feliz fin de semana!!
http://demadreamadres.blogspot.com.es/2013/02/mi-blog-premiado.html
Muchas gracias por el premio! Un beso muy grande,
EliminarBárbara
Jajajajajajaja me temo q yo hubiera hecho lo mismo en kis dos casos. El gen del malamadrismo es más común de lo que parece...
ResponderEliminarJajajajajajajaja, me partooooooo. estoy llorando de la risa. Y de pena por no haberte leído antes, ya me vale. Madre mía, pobre marido.
ResponderEliminarUn besote
jajajajajaja sigo llorando de la risa jajajajajajajajajajaja buenísimo.
ResponderEliminarUn besote desmadroso
no sé porqué me llega esto al correo ahora, pero ya lo decías tu, hoy, eres precursora del movimiento!!
ResponderEliminar¡Jajaja! Es que al bolso y sus interiores hay que cuidarlos, los maridos ¡que se aprendan a cuidar solitos! Es que nos sale de forma espontánea.
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