A mi canijo mayor le encantan los cuentos. Desde
muy pequeño se queda totalmente embobado mientras los escucha, abriendo mucho
mucho los ojos y hasta la boca cuando se mete de lleno en la historia.

"Los tres cerditos" ha sido también un gran
éxito durante el invierno. Cuando el lobo aparece por primera vez en el cuento,
él dice siempre y sin excepción: "pero no pasha nada..." y
entonces nosotros le adelantamos que al final los tres cerditos se salvan y el
lobo huye, y entonces ya podemos continuar con el relato. Hasta que no le confirmamos
que efectivamente no pasha nada, él no se queda tranquilo. A mí los
cuentos me generan mucha tensión porque entran en conflicto mis creencias y al
final me enredo para salir de los atolladeros en que me meto por no traicionar mis principios. Porque si el lobo
se quiere comer a los cerditos será porque el lobo es malo, ¿o será porque gracias
a los hombres ya no encuentra comida en su hábitat natural? … ay, si es que yo solita
me meto en cada fregao…

Leer los cuentos también le gusta, aunque resulta totalmente agotador porque pregunta una y otra, y otra, y otra vez los nombres de todos y cada uno de los personajes. No se deja ni uno. Da igual que sean protagonistas, secundarios, figurantes, mero relleno de la ilustración... del consabido "¿éte cómo se llama?" no nos libra nadie. Evidentemente acabamos inventándonos los nombres, pero hay que tener cuidado, que es muy listo y se acuerda del que le has dicho, no le das gato por liebre diciendo cada vez un nombre distinto. Además, como suele leerlos por la noche al irse a la cama, y nuestro encefalograma cerebral suele estar ya plano, no se nos ocurren ya ni nombres corrientes, y acabamos recurriendo a otros más... cómo decirlo.... "singulares": Eustaquio, Ataúlfo, Eduvigis... que ni en el pueblo del anuncio de Aquarius.
Cuando él los cuenta, bueno, lo de que los cuenta es un decir, dejémoslo en, cuando él hace el intento de contarlos, siempre empieza igual, con un tonito jovial la mar de gracioso canturrea: "Un día...."
Lo mejor de todo es que se queda con detalles de lo más sorprendentes. En eso ha salido a su padre, que de las películas sólo recuerda la secuencia más absurda, como de El Paciente Inglés, la de cosas intensas que pasan y lo único que recuerda de casi tres horas de peli es el leñazo que se da la chica al salir de un cine, pero bueno, a lo que iba, que el canijo ha salido igual. El argumento es incapaz de repetirlo, pero tras escuchar el cuento de "Pulgarcito", impresionado por el ogro que casi se lo come a él y a sus hermanos, va por la vida gritando para chanza general: "Aquí huele a carne frescaaaaaaaaaaaa".
Y colorín colorado, este post se ha acabado.
Jajajaja! Soy como tu marido, yo también me acuerdo de esa escena de "El paciente inglés" (es que es muy bueno, fijo que fue un accidente y decidieron meterlo en el metraje).
ResponderEliminarMi Peque es fan de los tres cerditos, es el único que me deja explicarle de momento. Pero sin cancioncilla, si canto me manda parar el tío...
Besotes!
Que bonitos son esos momentos! Yo estoy deseando que el mio preste mas atención para ponerme cada noche a leerle, tengo muchas ganas! Con que tiempo empiezan a enterarse de verdad??
ResponderEliminarA tenedor también le encantan los libros, todavía no le he contado muchos clásicos, leemos otros nada conocidos, pero es increible en todo lo que se fija,yo creo que ya , me los podría contar él a mí, jeje.
ResponderEliminarEn cuanto al lobo feroz,en la tele vio el de las siete cabritas y todavía está afectado, me pregunta si va a venir a casa...
Un post muy chulo.
Un besoteeee
Me ha gustado mucho el post y es verdad que los clásicos son súper crueles
ResponderEliminar¡que bonita etapa! muero de ganas de llegar a ella aunque luego todo se va tan rápido que ufff....
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