Me ha costado escribir la reseña de esta novela porque me invade la indecisión. ¿Me ha gustado como para recomendarla? ¿Me disgusta tanto como para renegar de ella?
Pues ambas... y ninguna.
Tengo sentimientos encontrados. Por una parte me encanta cómo María Dueñas es capaz de trasladarnos a otras épocas, otros lugares, otras realidades por muy remotas que sean. Consigue describir tan bien los escenarios, y elabora unos personajes tan bien definidos, que me ha resultado tremendamente fácil meterme en la novela y sentir que la vivía en carne propia.
Además, logra como nadie dar agilidad y tensión al relato. Los últimos capítulos son, sencillamente, trepidantes.
Sin embargo, hay algo que no he conseguido con esta novela y que hace que todo lo demás, aun siendo mucho, no me parezca suficiente: No me he creído la historia de amor. Pero nada. Ni un poquito.
Las comparaciones son odiosas y no puedo evitar rememorar "El tiempo entre costuras". En ésta, además de la pedazo de historia que nos contaba, la relación entre Sira y Marcus me pareció preciosa, la química que había entre ellos traspasaba las hojas y consiguió electrizarme en muchos momentos.
Nada parecido a la historia de La Templanza en la que no me he llegado a creer el amor entre los protagonistas ni por un segundo...
Así que, retomando el principio, me pregunto qué hacer, si recomendaros que la leáis, o marcarme un "pasapalabra"... Lo dejo a vuestro entender.