miércoles, 19 de marzo de 2014

sábado, 15 de marzo de 2014

Esas pequeñas cosas...

Hace unas semanas Bego, del blog Begobolas, publicó un post con las pequeñas cosas que le hacen feliz. Es taaaan bonito que me enamoró desde el primer dibujito y me dejó con ganas de hacer lo mismo. 

Pero qué queréis que os diga, llevo un mes de marzo tan horribilis, que no me sale la dulzura ni embardurnándome en miel, así que, dejo la idea para tiempos mejores, y me centro en...





Si hay una actividad que me está restando meses de vida es, sin duda alguna, llevar a los canijos a la piscina. Ese maratón que me hago dos veces por semana, que empieza recogiéndolos del cole y merendando en el parque para hacer tiempo, haga calor, frío, mucho frío o incluso en plena ciclogénesis explosiva;
Que continúa arrastrándoles hasta la piscina, con ese momento vestuario del infierno;
Que me hace saludar y saludar por el cristal a ambos, por igual y sin perder detalle, porque de lo contrario ya sé lo que me espera:
-Mamá, me he tirado haciendo una triple mortal con tirabuzón y NO ESTABAS MIRANDO. El "tú" siempre muy enfatizado, así, sin rencor ni acritud, que para un momentito que pierdes mirando el whatsapp...
Que les espero a la salida y aparece por fin uno, pero sin una de las zapatillas y le mando para dentro otra vez. Que, minutos después, aparece el segundo con un albornoz que no es el suyo, y otro que vuelve para dentro. Que pasan los minutos y no salen, y tengo tantas ganas de irme, que me tienta coger cualquier otro churumbel y fingir que es el mío sólo por ir avanzando; 
Que hace que desee haber estudiado ingeniería para poder diseñar unas duchas en las que sólo el niño se duche, y no también la madre... Y ese calor en el vestuario, y ese barullo...
Que a mí los "a mí primero", "la cabeza no", "no me eches crema", "me hago caca", "sal de una vez" me taladran la cabeza hasta horas después de habernos ido.
Lo peor es que empiezo a sospechar que la piscina no sólo me quita esperanza de vida, sino que también me está robando neuronas...



Sólo hay una cosa peor que asistir a un festival del cole: asistir a dos festivales de dos coles en el mismo día. No, no se trata de una pesadilla, LO HE VIVIDO EN MIS CARNES. 

¿Qué fuerza del mal se apodera de nosotros, los padres, para que tengamos que sacar dos millones de fotos al niño, y encima, nos tenga que mirar y poner morritos en todas y cada una de ellas? 

Que encima te puede pasar que, como van todos iguales, descubras al llegar a casa que les has sacado las fotos a otro. Y aún puede ser peor, que tú no te des cuenta de ello hasta que el propio canijo sentencie: - Ese no soy yo, ese es Manolito, el que pega. 

Y entonces, por puro orgullo, tiras el sombrajo antes de que se le caigan los palos...




Estoy segura de que algún día se escribirán tesis sobre ésto. Si yo escribiera una, el título sería: ¿Cómo puede tener la gente tanto tiempo libre?

Porque dejas de mirar unos minutos y a la vuelta encuentras: 1.435 mensajes pendientes. 1-4-3-5... No das crédito! De esos 1.435, más de la mitad son caritas sonrientes, guiñando un ojo, de repente una caquita... pero vamos, que la batería del movil, sea un emoticono vomitando, sea un texto de Lorca, se te agota igual en un suspiro!

Además, lo más cojonudo es que en un grupo de whatsapp tú no entras... Te meten!!!! Y cuando ves que estás dentro, ya sólo puedes hacer dos cosas, respirar hondo, y empezar a pensar en excusas para salirte. Porque luego está el temita de salirte... ¡vaya tela el corte que da! Inversamente proporcional a las ganas que tenías de entrar, obviamente. 




¡Ay qué ver lo que me gusta a mí celebrar un cumple en casa! Más que a un tonto un lápiz, pero recoger después... eso ya es otro cantar!

Te pasas seis días limpiando antes del cumple para que esté todo perfecto y otros seis meses después para dejarlo todo como estaba. Vamos, que yo enlazo uno con otro y así siempre estoy en un bucle sin fin.

No os digo más: el último fue a finales de enero, y aún tengo globos colgando en casa... 





¿Pero qué le ven los hombres a las pelis de chinos? De verdad que necesito que alguien me lo explique porque yo lo único que veo son chinos y lo único que escucho son "kia!" "yatá!" "kuá!".

¿De verdad tienen argumento más allá de las patadas voladoras, los sables y los cuencos de arroz?

Por favor, iluminadme y hacedme ver que el Séptimo Arte lo es por estas pelis...





viernes, 7 de marzo de 2014

Interfonos y sustitos

Hace un par de semanas, gracias a Madresfera,  la marca Philips Avent nos invitó a una fiesta por su 30 aniversario. Qué majos! No faltó de nada, picoteo, tarta, charla con amiguitas blogueras, hasta regalitos para todas!


Yo sé que Philips Avent tiene unos biberones y chupetes fantásticos, e incluso un nuevo vaso de aprendizaje que me dejó enamorada perdida, pero a mí es que es oir la marca y entrarme unos sudores fríos incontrolables...

Todo por culpa de su intercomunicador, su escuchador, como nosotros cariñosamente le llamamos y su bidireccionalidad. 

Imaginadme en la habitación del enano en completo silencio intentando dormirle o cambiarle sin que se despierte. Imaginadme a mí, que soy de susto más que fácil, y entonces imaginad también unos ruiditos sobrenaturales apoderándose del ambiente... Una combinación más que explosiva! 

Ahora imaginad al padre de las criaturas en otra habitación, interfono en mano, muerto de la risa porque sabe que en esos momentos estoy al borde del infarto de miocardio, con el corazón en la boca y todos los pelos del cuerpo de punta...

La de veces que habré tenido que reprimir alaridos de terror... 

¡Invento del demonio!